Presentación
Reconocemos, junto a Ricoeur, que habría un nexo que une a pensadores aparentemente tan lejanos como Nietzsche, Freud y Marx, el cual consistiría en un común “intento programático y radical de poner al descubierto las mistificaciones presentes en la historia de la filosofía”. En efecto, para la célebre tríada pensar equivale a interpretar desde una paradojal sospecha hacia el propio acto interpretativo; el pensamiento no sólo se configuraría como efecto de tradiciones mistificadoras sino que la propia noción de “verdad” sería también efecto de una estratificación histórica cuya procedencia es retórica, emotiva, e interesada. El sentido “auténtico”, del cual las apariencias y las formaciones secundarias constituirían la metáfora, sería algo oscuro y difuso que debiera también ser sometido a interpretación. Esta opción metodológica por la sospecha sería reformulada más tarde por un heterogéneo conjunto de autores que han sido encasillados (no sin cierta ligera compulsión taxo-topológica) con la etiqueta del “post-estructuralismo”. Autores que –desde su diversidad- han ido alimentando las producciones contemporáneas de
El equipo se nutre de una basta experiencia en el campo de los problemas asociados al consumo de drogas. Experiencia que ha abierto visibilidad sobre las diferentes estrategias de semiotización comprometidas en el tema, y buscó contribuir con la comprensión de las mediaciones simbólicas y colectivas en las cuales se apoyan, distinguiendo los puntos de conflictividad que se constituyen a partir del encuentro entre diferentes procedencias significacionales, su contribución a la efectiva constitución de usos problemáticos, y su naturalización como criterio-frontera desde plano de